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Wednesday, October 17, 2012

CREO

Quisiera que me susurrases al oído esta frase:
"Tú fe te ha salvado."
"Que se haga conforme a tu fe."
No quisiera escuchar el reproche:
"Hombre de poca fe, ¿por qué dudas?"
Creo con todo mi corazón en cada una de las verdades del símbolo apostólico, el Credo.
Creo en un solo Señor, único Dios, único Padre.
Los ídolos no viven, son piedras, son madera o bronce sin aliento de vida.
Tú eres vida, luz, amor infinito.
Hoy muchos no te aceptan, Dios eterno, juventud inmarcesible, y prefieren hacerse sus propias divinidades que se llaman alcohol, drogas y amor libre, dioses ante quienes doblan la rodilla y el alma.
Pero esos dioses humanos se les han hecho pedazos en las manos.
Yo creo en Ti, siempre he confiado en Ti y siempre te amaré, único Dios, imprescindible Dios, creador del cielo, de la tierra y de todo lo que existe.
Sin Ti nada existiría, todo sería caos y tiniebla.
Sin Ti yo no existiría.
Tú llegaste primero, Tú has estado siempre, yo llegué mucho después que Tú, y llegué porque Tú lo decidiste, antes de que pudiera yo suplicarte por mi vida.
Eres un Dios amor y yo sé que me amas, por eso me has hecho vivir.
Te adoro, mi Dios, confío en tu bondad infinita, te amo con la fuerza del mandamiento.
Y lo mismo que te amo a Ti amo a todos los hombres, porque son tus hijos.

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